¡#SecuestrosAéreos en #México! Un tema casi olvidado, pero con historia sorprendente. ✈️

Aunque las cifras de pasajeros en vuelos nacionales e internacionales en México siguen rompiendo récords, con más de 119 millones de personas viajando en 2024, los secuestros aéreos en la historia del país son casos muy poco frecuentes. La mayoría de los incidentes de este tipo han sido protagonizados por ciudadanos extranjeros. Entre ellos, se destacan bolivianos, iraquíes y venezolanos, y uno de los casos, incluso, sigue siendo un misterio, ya que algunos sospechan que podría haber sido un montaje de las altas esferas del poder.

El crecimiento de aerolíneas de bajo costo ha sido una de las claves del auge del transporte aéreo. Volaris lideró la venta de boletos, pero Grupo Aeroméxico fue la que más creció respecto al año anterior. A pesar de este auge, el recuerdo de algunos secuestradores aéreos sigue siendo parte de nuestra historia.

Uno de los casos más notorios data del 6 de octubre de 1968. Una argentina secuestró un vuelo de Aeromaya (vuelo 322) y lo desvió hacia Cuba, alegando que su vida estaba en peligro debido a su implicación en los sucesos de Tlatelolco ese mismo año.

Un año después, en 1969, cuatro guerrilleros venezolanos tomaron el avión Convair 570 de Aerolíneas Venezolanas S.A., con 42 personas a bordo. Sus exigencias incluían hablar con la prensa internacional, la posibilidad de dirigir el vuelo hacia Cuba o Chile, combustible, cobijas y analgésicos. Tras varias horas de negociaciones, con la intervención del entonces exsecretario de Gobernación, Moya Palencia, el avión aterrizó en Cuba, donde los guerrilleros finalmente liberaron a los pasajeros y tripulación.

Otro caso relevante ocurrió en 1972, cuando miembros de la Liga Comunista Armada secuestraron un Boeing 707 de Mexicana de Aviación (vuelo 705) en la ruta Monterrey – Ciudad de México, con 104 personas a bordo, incluyendo la tripulación y los pasajeros. Este incidente marcó un antes y un después en la seguridad aérea en el país.

Diez años después, en 1983, un iraní llamado Hossein Sheykh Ollya secuestró un avión que viajaba desde el sur de los Estados Unidos hacia Nuevo Laredo, Tamaulipas. Armado con una ametralladora Uzi, desvió el vuelo y exigió ser trasladado a Cuba. Después de horas de negociaciones con la DFS y el secretario de Gobernación Manuel Bartlett, Ollya liberó a todos los pasajeros a cambio de su traslado a la isla.

En 2009, un nuevo incidente: José Marc Flores, un predicador y cantante cristiano de Bolivia, secuestró el vuelo 576 de Aeroméxico, que viajaba de Cancún a Ciudad de México. Su intención era hacer un llamado de atención para que las autoridades mexicanas le permitieran predicar sobre un gran terremoto que, según él, amenazaba al país. Después de cumplir una sentencia de cinco años en prisión, José fue liberado tras seguir las recomendaciones de terapia y observación psicológica.

Aunque estos casos de secuestros aéreos fueron aislados, siguen siendo parte de la historia que ha marcado a México, y nos recuerda que, a pesar del crecimiento del transporte aéreo, la seguridad sigue siendo fundamental.

Autor Itzel G. Bandala

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