Seguridad alimentaria enfatizada ante el vertido radioactivo de Japón.

China se mantendrá altamente vigilante en relación al movimiento de Japón de verter agua contaminada por radiación nuclear en el océano, y tomará todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad alimentaria de los consumidores, informó el viernes la Administración General de Aduanas.

Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, entregó un informe de revisión al gobierno japonés el martes, en el que mencionó en el prólogo que “los vertidos controlados y graduales del agua tratada” en el océano Pacífico “tendrían un impacto radiológico insignificante en las personas y el medio ambiente”.

Sin embargo, el jefe de la oficina de seguridad alimentaria de importación y exportación de la Aduana afirmó en un comunicado que el informe no reflejaba completamente las opiniones de todos los expertos involucrados en la investigación y que sus conclusiones no contaban con la aprobación unánime de los mismos.

Aún existen muchas cuestiones pendientes, como la legitimidad del vertido en el lado japonés, la confiabilidad del equipo de purificación y la minuciosidad de los planes de monitoreo, agregó el funcionario.

La Aduana ha dado gran importancia al problema de la contaminación radiactiva en las importaciones de alimentos japoneses desde el accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi en 2011, ocasionado por un enorme tsunami tras un terremoto.

Japón tiene previsto liberar más de 1,3 millones de toneladas métricas de agua contaminada por radiación en el océano Pacífico este verano desde la planta. Según la Televisión Central de Fukushima, la cantidad de agua radiactiva puede llenar 500 piscinas olímpicas.

Las autoridades aduaneras chinas han monitoreado de cerca las medidas tomadas por el gobierno japonés en respuesta al accidente de Fukushima y han evaluado continuamente los riesgos radiológicos de los alimentos japoneses, según indica el comunicado de la Aduana.

Con el objetivo de salvaguardar la seguridad alimentaria de los consumidores chinos, desde 2011 la Aduana ha prohibido la importación de productos alimenticios de 10 prefecturas japonesas, incluyendo Fukushima. También ha intensificado la escrutinio y la verificación estricta de los documentos acompañantes de las importaciones de alimentos de otras regiones japonesas, especialmente los productos acuáticos.

Según expertos, Japón cuenta con otras opciones para tratar el agua contaminada por radiación. Sin embargo, el país ha optado por la opción más económica para sus propios fines, imponiendo un alto costo al resto del mundo.

El informe del Organismo Internacional de Energía Atómica no aborda adecuadamente las legítimas preocupaciones de la comunidad internacional. Carece de suficiente discusión y disposiciones para revisiones posteriores, tareas de evaluación y planes de monitoreo a largo plazo, señaló Liu Senlin, investigador del Instituto de Energía Atómica de China con sede en Beijing.

Liu afirmó que los posibles impactos del vertido en el océano van más allá de los efectos radiológicos e involucran aspectos sociales, psicológicos, económicos y de ecología marina. La evaluación predictiva no constituye una evaluación integral, agregó Liu.

Jin Yongming, profesor de asuntos internacionales en la Universidad del Océano en China, expresó puntos de vista similares. Mencionó que, además de China y la República de Corea, otras partes del mundo, como los países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático y los países de las Islas del Pacífico, han manifestado preocupaciones, objeciones e inquietudes sobre este tema, según indicó Jin.

Autor Jesús Ramirez

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