A partir de marzo de 2025, la Secretaría de Educación Pública (SEP) implementará una nueva normativa que prohibirá la venta de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas en las escuelas de México. Esta medida fue anunciada por la presidenta Claudia Sheinbaum, en un esfuerzo por frenar la epidemia de obesidad infantil que afecta al país. Actualmente, cerca de 15 millones de niños y adolescentes entre 5 y 19 años sufren de sobrepeso o son obesos, según datos oficiales.

Aunque ya existen regulaciones para el etiquetado de estos productos, la comida chatarra sigue siendo ampliamente accesible dentro y alrededor de los centros educativos. Las autoridades aseguran que la falta de control ha permitido que sea más fácil adquirir refrescos que acceder a agua potable en las escuelas. La cruzada contra estos alimentos tiene como objetivo promover hábitos alimenticios más saludables y reducir los niveles alarmantes de obesidad infantil.
El secretario de Educación, Mario Delgado, destacó que el nuevo reglamento, publicado en el Diario Oficial de la Federación en septiembre de 2024, concederá un periodo de seis meses para que las escuelas se adapten. A partir de esa fecha, cualquier alimento con alto contenido de grasas, azúcares o sodio será prohibido en la preparación y venta dentro de las instalaciones escolares. Delgado subrayó que esta medida es fundamental para que las nuevas generaciones puedan tomar decisiones más saludables.
La realidad es preocupante: más de cinco millones de niños entre 5 y 11 años y 10 millones de adolescentes entre 12 y 19 años padecen obesidad en México, según datos del Inegi. El gobierno está decidido a cambiar estas cifras, enfrentando a una industria que ha invadido los espacios escolares con publicidad dirigida a los jóvenes. A pesar de que estas restricciones han encontrado oposición, las autoridades confían en que la prohibición ayudará a revertir la crisis de salud pública que enfrenta el país.
Con el respaldo de organizaciones como Mi Escuela Saludable, el gobierno se compromete a promover el consumo de agua y alimentos frescos, además de instalar bebederos públicos en todas las escuelas para 2030. La iniciativa es parte de un esfuerzo más amplio por educar a los padres, maestros y estudiantes sobre la importancia de una alimentación equilibrada y saludable.