En una sorprendente revelación, el reconocido periodista Carlos Loret de Mola expone un distanciamiento político entre Claudia Sheinbaum, aspirante a la presidencia, y Clara Brugada, candidata de Morena a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Según Loret de Mola, el equipo de Sheinbaum ha ordenado reducir la colaboración con la campaña de Brugada, evidenciando una fractura interna en el partido.
Aunque públicamente se mantienen las apariencias, las estructuras partidistas de Sheinbaum han recibido instrucciones para desvincularse de Brugada, sugiriendo una falta de confianza en el equipo de esta última. Existe la percepción de que podrían convertirse en una futura amenaza o incluso en chantajistas en caso de que ambas ganen sus respectivas elecciones, posicionándose estratégicamente para el futuro político.
Por otro lado, Sheinbaum busca tender puentes con figuras de la oposición en la capital, como el panista Santiago Taboada. Este movimiento sugiere una estrategia de ampliación de alianzas más allá de los límites partidistas tradicionales, en busca de consolidar su posición política en la ciudad.
La oferta hacia Taboada parece incluir un compromiso de no utilizar políticamente las auditorías contra la gestión de Sheinbaum a cambio de retirar el apoyo a Brugada. Este enfoque resalta la importancia estratégica de las auditorías y el potencial impacto que podrían tener en la campaña política.
Las tensiones en el partido se agravan con la preferencia inicial de Sheinbaum por Omar García Harfuch como candidato a la jefatura de Gobierno, evidenciando divisiones internas y estrategias contrapuestas dentro de Morena.
A pesar de que Brugada lidera las encuestas con una ventaja significativa sobre sus competidores, la dinámica política en la ciudad se vuelve cada vez más compleja con movimientos tácticos como el retirar el respaldo a su campaña por parte de Sheinbaum y la búsqueda de alianzas con figuras de la oposición.