Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ha sido objeto de polémica tras besar la mano del senador Manuel Velasco durante su toma de protesta el 1 de octubre. A pesar de los elogios recibidos por su discurso, el gesto hacia el político del PVEM ha generado reacciones negativas entre sus opositores, quienes cuestionaron sus motivos y señalaron que este acto podría tener connotaciones políticas.
En su primera conferencia de prensa como presidenta, Sheinbaum abordó la controversia y explicó que besar la mano de Velasco fue una respuesta natural a un gesto de caballerosidad. Aclaró que esta práctica es algo que realiza habitualmente cuando alguien le besa la mano, una costumbre que considera parte de su educación y que ha mantenido desde su campaña electoral.
A pesar de esta aclaración, el acto ha desatado una oleada de críticas en redes sociales, donde opositores han calificado el gesto como un reflejo de un posible pacto con la corrupción. Usuarios en redes han señalado que este beso es un error político que podría afectar la imagen de la presidenta, en un momento clave en el que acaba de asumir la máxima responsabilidad del país.
Lilly Téllez, una de las principales figuras opositoras, aprovechó la situación para criticar abiertamente a Sheinbaum, calificando este gesto como “la primera crisis” de su gobierno. La senadora afirmó que este tipo de actos simbólicos pueden enviar un mensaje equivocado sobre las alianzas de la nueva presidenta.
Mientras tanto, seguidores de Morena y simpatizantes de Sheinbaum han defendido el acto, argumentando que fue un gesto sin mayor significado y que simplemente se dejó llevar por la emoción del momento. Sin embargo, el debate sobre las implicaciones de este acto continúa, manteniendo el foco en las primeras decisiones y gestos simbólicos del nuevo gobierno de Sheinbaum.