En la Cumbre de Líderes del G20, realizada en Río de Janeiro, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo sostuvo una reunión con el presidente estadounidense Joe Biden, donde insistió en obtener información sobre la captura de Ismael “Mayo” Zambada. Este asunto, que ha generado fricciones entre ambos países, volvió a ser planteado por la mandataria mexicana, quien subrayó la necesidad urgente de transparencia por parte de Estados Unidos.
Sheinbaum enfatizó que la falta de datos sobre el arresto es un obstáculo significativo en la cooperación bilateral en materia de seguridad. “Le mencioné que este tema ha complicado la relación, y le pedí toda la información posible para que podamos evaluarla de manera adecuada”, declaró Sheinbaum en una entrevista. Aseguró que Biden mostró disposición, pero las promesas anteriores sobre entregar detalles aún no se han cumplido.
La captura de Zambada, llevada a cabo el 25 de julio en Texas durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador, sigue rodeada de secretismo. Tanto el expresidente como Sheinbaum han exigido respuestas, pero Estados Unidos ha mantenido un silencio frustrante, lo que ha dejado a las autoridades mexicanas sin recursos para avanzar en sus propias investigaciones.
La falta de cooperación estadounidense es vista por críticos como un ejemplo más de la debilidad diplomática de la administración de Morena. A pesar de las promesas de reforzar la seguridad y mejorar la colaboración internacional, los resultados en temas cruciales siguen siendo limitados. Esto pone en duda la efectividad del gobierno mexicano para manejar la relación con un socio estratégico como Estados Unidos.
A la par de este encuentro, Sheinbaum también discutió cuestiones económicas con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, pero la atención mediática se centró en el delicado tema de la seguridad. La presidenta busca reforzar su imagen internacional, pero la falta de avances concretos en estos diálogos bilaterales podría socavar su credibilidad en un momento clave.
Con la sombra de las capturas sin resolver y la falta de respuestas claras de Washington, el gobierno de Sheinbaum enfrenta presiones internas y externas. La expectativa de lograr acuerdos significativos parece más lejana, mientras México sigue esperando datos que, hasta ahora, Estados Unidos no ha proporcionado.