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Los hijos de una pareja de espías rusos que se habían camuflado como argentinos quedaron sorprendidos al enterarse de su verdadera nacionalidad mientras volaban hacia Moscú, según informó el Kremlin el viernes.
Artem Dultsev y Anna Dultseva, quienes formaban parte de un intercambio de prisioneros sin precedentes, fueron descubiertos en medio de un acuerdo multinacional que incluyó a prisioneros de alto perfil y disidentes rusos. La pareja había estado operando bajo la falsa identidad de argentinos en Eslovenia, donde fueron condenados por espionaje. Los dos hijos del dúo regresaron con ellos desde Turquía el jueves.
“Los niños se enteraron de que eran rusos apenas el avión despegó de Ankara,” comentó Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin. “Cuando bajaron del avión, Putin los saludó en español ya que no entendían ruso y ni siquiera sabían quién era él.” Según Peskov, el presidente ruso les dio la bienvenida en la pista hablando en español, deseándoles “Buenas noches”, ya que los niños no tenían idea de quién era Putin.
Después de descender del avión, Dultseva, con lágrimas en los ojos, abrazó a Putin, quien esperaba sobre una alfombra roja con ramos de flores. Putin la besó en la mejilla y en el hombro, y también entregó flores a ella y a su hija. Luego, Putin saludó brevemente a Dultsev y a los demás rusos liberados antes de que todos se dirigieran por la alfombra roja.
Este masivo intercambio del jueves, que incluyó a Vadim Krasikov, un asesino ruso condenado, fue el resultado de años de arduas negociaciones entre Estados Unidos, Rusia, Bielorrusia y Alemania. Finalmente, Berlín accedió a una de las demandas clave de Moscú.
El 1 de agosto de 2024, el presidente Vladimir Putin recibió a los prisioneros liberados en el Aeropuerto Internacional de Vnukovo en Moscú. En total, Rusia recibió a ocho personas, incluido Krasikov, a cambio de 16 detenidos en Rusia, entre ellos el ex infante de marina estadounidense Paul Whelan y el periodista Evan Gershkovich de The Wall Street Journal.
Dultsev y Dultseva se declararon culpables de espionaje en Liubliana y fueron condenados a prisión. Mientras vivía encubierto en Eslovenia, Dultsev se hacía pasar por un empresario tecnológico llamado Ludvig Gisch, y tras admitir su culpabilidad, fue sentenciado a más de un año y medio en prisión. Se le prohibió regresar a Eslovenia por cinco años. Dultseva, que se hacía pasar por una comerciante de arte llamada Maria Rosa Mayer Munos, también fue condenada y deportada.
Peskov también reveló que las negociaciones del intercambio de prisioneros se realizaron principalmente a través del FSB y la CIA. Sobre otros rusos detenidos en el extranjero, Peskov afirmó que “el destino de nuestros ciudadanos detenidos en el exterior es una preocupación constante para nuestras agencias, que seguirán trabajando en ello.”
