En un acontecimiento histórico, las elecciones autonómicas en el País Vasco han dejado un empate inesperado entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y la coalición de izquierda separatista EH-Bildu, ambos con 27 escaños. Esta situación otorga al Partido Socialista de Euskadi (PSE) el poder de decisión, con 12 diputados, inclinándose hacia la derecha nacionalista, con la que ha compartido gobierno en las últimas legislaturas.

Con una participación del 62.5% del electorado, los comicios reflejan una clara tendencia independentista, con casi el 70% de los votos a favor de partidos que abogan por la secesión. Este panorama desafía la posición de aquellos que defienden la permanencia en la actual estructura del Estado español.
La distribución de los 75 escaños del Parlamento vasco muestra la fortaleza de EH-Bildu, que ha incrementado su presencia de manera significativa desde las elecciones anteriores. Este ascenso se ve respaldado por un aumento en el número de votantes, alcanzando los 341 mil en esta jornada electoral.
Sin embargo, la campaña electoral estuvo marcada por la polémica, con acusaciones desde el Ejecutivo español, liderado por el socialista Pedro Sánchez, vinculando a EH-Bildu con la desarticulada organización armada ETA. A pesar de estos ataques, la coalición de izquierda separatista logró consolidarse como una fuerza política relevante.
El candidato del PNV, Imanol Pradales, se perfila como el próximo presidente autonómico, sucediendo a Íñigo Úrkullu. La derecha nacionalista probablemente renovará su pacto de gobierno con el PSE, garantizando la continuidad administrativa y evitando un cambio hacia un liderazgo separatista.
Por otro lado, la izquierda no independentista, representada principalmente por Podemos, sufrió una debacle al no lograr escaños parlamentarios y perder una cantidad significativa de votos. Esta situación confirma la disminución progresiva de Podemos en todo el país.
Por último, la presencia de la extrema derecha de Vox se mantuvo con un escaño en el Parlamento vasco, obteniendo apoyo especialmente en la provincia de Álava. Las negociaciones para formar gobierno comenzarán pronto, pero el panorama favorece tanto a la derecha nacionalista como al PSE, asegurando la continuidad del respaldo del PNV al Gobierno español de Pedro Sánchez.