El gobierno de Taiwán ha decidido tomar medidas drásticas: planea sacrificar hasta 120.000 iguanas verdes debido al daño significativo que están causando en los cultivos de las regiones centrales y del sur de la isla. Aunque hay quienes apoyan la medida, insisten en que se utilicen métodos humanitarios para controlar la población de estos reptiles.
Según Chiu Kuo-hao, de la Agencia de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza, se calcula que alrededor de 200.000 iguanas verdes han invadido estas zonas agrícolas, afectando seriamente la economía local. En 2024, equipos de caza especializados lograron eliminar unas 70.000 iguanas, ofreciendo recompensas de hasta 15 dólares por ejemplar. Además, los gobiernos locales han pedido la colaboración de la población, sugiriendo el uso de lanzas de pesca como una alternativa más “humanitaria” para eliminar a los animales.
Lee Chi-ya, del departamento agrícola del condado de Pingtung, explicó cómo estas iguanas llegaron a convertirse en un problema tan grande:
“Muchas personas las compraron como mascotas pequeñas y tiernas, pero no sabían lo grandes que serían. Al no poder cuidarlas, las liberaron en la naturaleza, donde encontraron condiciones perfectas para reproducirse rápidamente”, comentó. Ahora, la prioridad es restaurar el equilibrio natural de la isla.
¿Qué tan grande es el problema?
Los machos pueden crecer hasta dos metros de largo, pesar cinco kilos y vivir hasta 20 años. Por su parte, las hembras pueden poner hasta 80 huevos por vez. Sin depredadores naturales en Taiwán, estos reptiles han colonizado áreas remotas como bosques y las afueras de los pueblos.
A pesar de no ser agresivas, estas iguanas cuentan con colas y dientes afilados como cuchillas. Su dieta consiste principalmente en frutas, hojas y plantas, pero también pueden consumir pequeños animales, lo que les permite adaptarse con facilidad.
Una solución con conciencia
Aunque populares como mascotas, muchas iguanas no sobreviven más de un año en cautiverio debido a los cuidados que requieren. Por ello, grupos como la Asociación de Conservación de Reptiles de Taiwán, liderada por Hsu Wei-chieh, trabajan para educar a los agricultores sobre cómo proteger sus cultivos y tratar a los reptiles de forma ética.
“Queremos que este proyecto avance sin conflictos innecesarios”, dijo Hsu.
El agricultor Tsai Po-wen, quien cultiva vegetales en Pingtung, destacó los avances de estas capacitaciones: “Antes intentábamos deshacernos de ellas sin éxito. Ahora, con estas nuevas técnicas, hemos mejorado mucho”, aseguró.
Con este enfoque, Taiwán busca proteger su agricultura sin perder de vista la importancia de un trato responsable hacia los animales. 💚