La superestrella Taylor Swift acaba de cerrar un capítulo gigante en su carrera: recuperó los derechos de sus primeros seis álbumes, poniendo fin a años de pelea por la propiedad de su música.

En su página oficial, Taylor expresó que esta victoria es un sueño hecho realidad: “Toda la música que he creado ahora me pertenece“, y confesó estar llorando de felicidad desde que supo que finalmente era cierto.
Todo comenzó en junio de 2019, cuando Scooter Braun, un conocido representante musical, adquirió Big Machine — el sello discográfico con el que Taylor lanzó sus primeros discos: Taylor Swift, Fearless, Speak Now, Red, 1989 y Reputation. Con esa compra, Braun se quedó con los derechos de esas canciones que marcaron su carrera.
Taylor no estuvo nada contenta con eso y dejó claro que esta venta le afectaba personalmente, acusando a Braun de apoyar el “acoso incesante y manipulador” que Kanye West, otro de sus clientes, le había hecho durante años.
Por eso, Swift prometió que regrabaría esos discos para recuperar el control, y hasta ahora ya lanzó cuatro álbumes con la etiqueta “Taylor’s Version”, con nuevas canciones y material extra que enamoraron a sus fans.
Sin embargo, el disco Reputation fue el que más le costó rehacer, ya que es muy personal y está cargado de emociones de aquella etapa en su vida, relacionada con la controversia pública y la disputa con Kanye West. De hecho, Taylor confesó que pensó que ese álbum no podía mejorarse, por eso lo dejó en pausa, aunque dejó abierta la posibilidad de lanzar canciones inéditas de ese período.

¿Y qué onda con las grabaciones maestras? Pues estas son las versiones originales que controlan cómo y dónde se puede usar la música. Aunque los artistas reciben regalías, quien tiene la propiedad decide si su música sale en películas, comerciales o videojuegos.
Taylor siempre tuvo los derechos de publicación, que le daban algo de control, pero ahora, con la recompra, tiene poder absoluto sobre cómo se usará su arte en adelante.
Cuando Taylor firmó con Big Machine a los 14 años, le dieron un buen adelanto, pero a cambio le quitaron la propiedad de esas grabaciones maestras para siempre. En 2018 terminó su contrato y se fue a otro sello, pero un año después vendieron Big Machine a Scooter Braun, sin avisarle.
Esto le dolió mucho y lo calificó como un acto de traición y un ejemplo de “privilegio masculino tóxico” en la industria. Intentó comprar esos derechos durante años, pero le negaron la oportunidad.
Luego, Braun vendió el catálogo a otro fondo de inversión, pero Taylor se enteró que él seguiría ganando dinero con su música antigua, así que no quiso involucrarse con él.
Gracias a la gran acogida de sus discos regrabados y al éxito de su gira Eras — que recaudó más de 2 mil millones de dólares — Taylor pudo finalmente hacer realidad este sueño y comprar su música de vuelta.
La cantante celebró con sus seguidores, agradeciéndoles por acompañarla en este largo camino y aseguró que esta nueva etapa es para festejar, no para lamentar.