Merle Bombardieri, psicoterapeuta de renombre, no es solo una especialista en ayudar a las personas a decidir si tener hijos. Su historia personal la convierte en una especie de guía para miles de personas que se cuestionan si la paternidad es el camino para ellos.
Todo comenzó cuando, mientras estudiaba psicología, su novio la sorprendió con una cena y una propuesta inesperada: “¿te casarías conmigo?”. Merle, sintiéndose como la mujer más afortunada del mundo, no dudó en decir que sí, pero con una condición: no estaba lista para ser madre. A pesar de que su pareja venía de una familia italiana llena de niños, Merle aún no estaba preparada para dar ese paso.
“Había pasado todo un verano trabajando en un campamento de niñas súper difíciles, y mi parte favorita del día era cuando se iban a dormir y finalmente podía disfrutar de algo de paz”, contó Bombardieri.
Sin embargo, después de esa conversación, Merle se dio un año y medio para pensar. En ese tiempo, habló con mujeres exitosas que equilibraban sus carreras con la maternidad, y poco a poco, sus ideas sobre ser madre cambiaron. Se dio cuenta de que la maternidad no necesariamente significaba renunciar a sus sueños.
“Creía que ser madre significaba dejar atrás mis metas personales”, reflexiona Merle. La imagen que tenía sobre la maternidad no era la que realmente quería vivir. Al final, esa búsqueda la llevó a tomar la decisión de ser madre, pero también descubrió su verdadera pasión: ayudar a otros a tomar esa misma decisión.
En 1981, publicó su libro The Baby Decision, en el que compartía un método de cinco pasos para decidir si tener hijos o no. Aunque el libro no tuvo mucho éxito al principio, su versión actualizada de 2016 fue un éxito rotundo, y desde entonces, Merle se ha convertido en una de las figuras más consultadas en temas de maternidad y paternidad, especialmente en redes como Facebook y Reddit.
A los 75 años, Merle sigue asesorando a personas de todo el mundo. Ofrece sesiones personales que oscilan entre 200 y 300 dólares, pero ahora se enfoca más en llegar a más personas a través de redes sociales, podcasts y otros medios, mientras se prepara para publicar su segundo libro en 2026.
La decisión más importante de tu vida
Según Merle, la decisión de ser padre no solo tiene que ver con la paternidad en sí, sino con todas las cosas que quedan por hacer en nuestra vida. “La maternidad puede ser solo una parte de todo lo que quieres vivir. Cuando se hace esa reflexión, la gente empieza a pensar en cosas como: ‘me gustaría aprender a bailar’ o ‘quiero crear una fundación contra el hambre'”, comenta.
Además, tener un hijo cambia la dinámica de pareja, y eso es algo que muchas personas no consideran antes de tomar la decisión. “Si la relación es sólida, tener un hijo puede fortalecerla, pero si hay problemas, un bebé no va a solucionarlos. De hecho, puede empeorar las cosas”, alerta Bombardieri.
El enfoque de su método no es simplemente hacer una lista de pros y contras, sino explorar emociones, miedos y deseos más profundos sobre la paternidad. Merle usa herramientas como el diálogo de las sillas, en el que las personas asumen diferentes puntos de vista, para descubrir cuál es su verdadera postura sobre la paternidad.
La presión social y las decisiones difíciles.
Es común que las parejas se vean presionadas por las expectativas sociales, sobre todo en culturas como la latinoamericana, donde la idea de tener hijos está fuertemente arraigada. Sin embargo, Merle defiende que, independientemente de las expectativas familiares o culturales, lo más importante es tomar una decisión consciente.
Además, la situación económica también juega un papel crucial. “En muchos lugares, las parejas se enfrentan a una dura realidad económica, lo que hace que la decisión de ser padres sea aún más difícil”, menciona.
¿Arrepentirse? Es humano
Merle también destaca que el arrepentimiento es parte del proceso. Ya sea que decidas tener hijos o no, siempre hay algo de arrepentimiento involucrado. “Es importante no preguntarse si te arrepentirás, sino de qué decisión te arrepentirás menos”, aconseja. La clave está en aceptar que no existe una decisión perfecta, y que tanto la maternidad como la elección de no tener hijos son caminos válidos.