Telmex, la empresa de telecomunicaciones propiedad del magnate mexicano Carlos Slim Helú, ha anunciado una inversión de más de 22 millones 585 mil dólares para la instalación de un cable submarino de fibra óptica que conectará las ciudades de Mazatlán, Sinaloa, y San José del Cabo, Baja California Sur.
Este proyecto de telecomunicaciones contempla la instalación de un sistema de transmisión mediante un cable de fibra óptica con capacidad para 11 pares de fibras, lo que equivale a 22 hilos de comunicación. El cable submarino enlazará las estaciones de Telmex en San José del Cabo y Mazatlán, reforzando la capacidad de comunicación entre la península de Baja California y la parte continental del Pacífico. Este nuevo enlace cerrará un anillo de protección adicional para la región y proporcionará rutas de conectividad directa para el tráfico regional, nacional e internacional.
La construcción de este cable submarino se considera de alta prioridad en el ámbito de las telecomunicaciones en México y está diseñada para satisfacer las necesidades de conectividad y comunicación de los habitantes y usuarios de la región. Además, se espera que genere un impacto positivo en la economía local al fomentar la contratación de empresas proveedoras de servicios, insumos, materiales, equipo, maquinaria y mano de obra en los municipios de San José del Cabo y Mazatlán, así como en los estados de Baja California Sur y Sinaloa.
El proyecto se ha planificado cuidadosamente, teniendo en cuenta criterios técnicos, medioambientales y socioeconómicos, con especial atención a las áreas marinas y terrestres. El objetivo principal ha sido minimizar los impactos ambientales y sociales al ubicar la infraestructura fuera de los ecosistemas críticos y garantizar la protección de las áreas marinas. En las áreas terrestres, el cable submarino se conectará a la red de fibra óptica terrestre existente en ambas localidades.
La instalación del cable submarino se llevará a cabo en función de diversos criterios, como la accesibilidad a la infraestructura de red telefónica existente, la composición arenosa de las playas y la disponibilidad de accesos públicos a las mismas. Estas consideraciones permitirán una instalación más rápida y eficiente, minimizando los costos de inversión y reduciendo el impacto en el entorno.