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Las tensiones entre Corea del Norte y Corea del Sur han alcanzado un nuevo punto crítico este 15 de octubre, luego de que Seúl respondiera con disparos a la destrucción de carreteras que conectan ambos países por parte de Pionyang. Esta acción es parte de una escalada de enfrentamientos tras el anuncio norcoreano de cortar todas las vías de transporte hacia su vecino del sur.
El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur confirmó que sus fuerzas dispararon hacia el sur de la Línea de Demarcación Militar en respuesta a las explosiones empleadas por Corea del Norte para destruir tramos de las líneas carreteras de Gyeongui y Donghae, que hasta ahora mantenían comunicación entre ambos territorios. Según el comunicado, Seúl ha reforzado su vigilancia y postura de alerta ante las crecientes amenazas provenientes del norte.
El corte de estas vías es una respuesta directa a las recientes maniobras militares conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos, según las autoridades norcoreanas. La semana pasada, Pionyang ya había advertido sobre sus intenciones de cortar carreteras y ferrocarriles que conectan con el Sur y fortificar esas áreas, justificando su decisión como una medida de “autodefensa” ante lo que considera un estado hostil.
Este conflicto se intensifica tras la enmienda constitucional aprobada recientemente por el régimen de Kim Jong-un, en la cual se redefine de manera unilateral las fronteras y se establece al Sur como el principal enemigo nacional. La destrucción de las conexiones entre ambas naciones, que incluyen importantes corredores ferroviarios y carreteros, es vista por muchos como un paso hacia el aislamiento total de Corea del Norte.
Además, la situación se agrava por las acusaciones de Pionyang sobre el envío de drones cargados con propaganda desde el Sur. El Norte ha advertido que cualquier incidente similar en el futuro será respondido con artillería pesada, lo que aumenta aún más la probabilidad de un enfrentamiento militar directo entre ambas naciones.
El colapso de las relaciones entre Corea del Norte y del Sur, acentuado por esta reciente acción, plantea serias preocupaciones sobre la estabilidad de la región, en un momento donde la comunidad internacional observa con cautela el desarrollo de este conflicto que podría tener repercusiones globales.
