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El impacto devastador del huracán Otis ha dejado a Acapulco y el estado de Guerrero en una situación crítica. La economía de Acapulco ha sido golpeada duramente, con una pérdida total del 80% de la actividad turística y graves daños a los establecimientos comerciales y supermercados. El sector privado local estima que el huracán afecta al 60% de la actividad económica de Guerrero y al 100% de la economía de Acapulco. Además, el estado depende en más del 96% de los recursos federales, lo que limita su capacidad de ingresos locales.
El presidente del Consejo de Cámaras Industriales y Empresariales de Guerrero (Concaingro), Julián Urióstegui Carbajal, advierte que esta situación coloca a Guerrero en un estado de mayor vulnerabilidad y podría convertirse en uno de los estados más rezagados de México, incluso por debajo de Chiapas y Oaxaca. La recuperación de Acapulco podría llevar hasta cinco años, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). La ausencia del Estado ha empeorado la situación, incluyendo problemas de inseguridad y una rápida proliferación de autodefensas.
Ante este escenario, el sector privado y los expertos urgen la creación de un plan económico de rescate y la recuperación del Estado de Derecho para atraer inversión y garantizar la seguridad. La construcción se considera una fuente clave de empleo y recuperación económica. Además, se propone un programa de fomento al turismo en Acapulco, enfatizando la seguridad de los visitantes. La recuperación de Acapulco es un desafío importante debido a la pérdida de ingresos y empleos en un destino turístico que ya enfrentaba dificultades económicas y de competitividad.
Los impactos del huracán Otis han sido desastrosos, y la recuperación requerirá un esfuerzo conjunto y un enfoque a largo plazo.
