La escena del regional mexicano vuelve a teñirse de luto, y esta vez por una noticia que ha sacudido a todo el país: los cinco integrantes de Grupo Fugitivo fueron encontrados sin vida tras varios días desaparecidos.

Originarios de Reynosa, Tamaulipas, los músicos ofrecieron una presentación privada el pasado 25 de mayo. Luego de ese evento, sus familiares y amigos perdieron todo contacto con ellos, y su paradero se convirtió en un misterio que encendió las alarmas.
Fue hasta esta semana que las autoridades confirmaron lo peor: cinco cuerpos calcinados fueron localizados en un predio del mismo municipio. Esta mañana, la Fiscalía de Tamaulipas anunció que, tras las pruebas forenses, los restos pertenecen a los miembros del grupo musical.
Aunque la información oficial aún es limitada, fuentes cercanas al caso aseguran que el crimen organizado estaría involucrado en la desaparición y asesinato de los músicos. Esta tragedia vuelve a encender las alarmas sobre la vulnerabilidad de los artistas del regional mexicano, un género que ha estado marcado por varios episodios de violencia.
Aquí te contamos algunos de los casos más impactantes que han dejado huella en el regional:
Chalino Sánchez, el llamado Rey del Corrido, fue encontrado muerto el 16 de mayo de 1992 en Culiacán. Se dice que una noche antes, en pleno concierto, le entregaron una carta en la que lo amenazaban para que se bajara del escenario. Él decidió seguir cantando. Al día siguiente, apareció sin vida. A más de tres décadas, su muerte sigue sin resolverse.
Valentín Elizalde, mejor conocido como El Gallo de Oro, fue asesinado en noviembre de 2006, tras una presentación en Reynosa. Su camioneta fue emboscada y él, junto a su chofer, fueron acribillados. Hay quienes aseguran que le habían pedido no cantar “A mis enemigos”, pero hizo caso omiso y la interpretó esa noche.
Otro caso que conmovió profundamente fue el de Sergio Gómez, vocalista de K-Paz de la Sierra. Su cuerpo apareció el 2 de diciembre de 2007 en Michoacán, con huellas claras de tortura. Se dice que había recibido advertencias de no presentarse en la zona, pero decidió no cancelar. Su muerte impactó especialmente a sus fans en México y en Estados Unidos.
La historia de Jenni Rivera también está marcada por la tragedia. La inolvidable Diva de la Banda perdió la vida el 9 de diciembre de 2012, cuando el avión en el que viajaba se desplomó tras ofrecer un concierto en Monterrey. Aunque la versión oficial señala una falla mecánica, hay quienes creen que su muerte podría no haber sido un simple accidente.
En un caso más reciente, el joven Saúl Granados, promesa de los corridos, fue encontrado muerto en agosto de 2024 en un camino rural de San Luis Potosí. Su cuerpo tenía múltiples impactos de bala. Apenas empezaba a hacerse de un nombre en el género cuando su vida fue brutalmente truncada. Hasta hoy, no hay avances en la investigación.
Finalmente, en mayo de 2025, Ramón Eduardo Zárate Zamorano, integrante de la banda La Estrella, fue hallado en una fosa clandestina en Cajeme, Sonora, tras estar desaparecido por tres días. Había salido de su casa en Ciudad Obregón y nunca volvió. El caso sigue sin resolverse, y la comunidad artística exige respuestas.
🎶 Estas tragedias no solo enlutan a los artistas y sus familias, sino que reflejan los riesgos que muchos músicos enfrentan por hacer lo que aman. La música regional mexicana sigue viva, pero los peligros que la rodean no dejan de crecer.