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El presidente Donald Trump no se anda con medias tintas y acaba de ordenar que se intensifiquen las detenciones y deportaciones de migrantes en todo Estados Unidos, con especial foco en las famosas ciudades santuario como Los Ángeles, Chicago y Nueva York, donde viven millones de migrantes indocumentados.
Desde su red social Truth Social, Trump hizo un llamado directo a las agencias federales para que “pongan toda la carne al asador” y ejecuten lo que él llama “el programa de deportaciones masivas más grande en la historia” del país. Según el mandatario, se deben redoblar los esfuerzos para capturar y expulsar a los migrantes ilegales, especialmente en esas grandes urbes donde las protestas contra sus políticas no paran desde el 6 de junio.
Justo esas ciudades santuario, que limitan el apoyo a las autoridades federales migratorias, se han vuelto el epicentro de tensiones entre gobiernos estatales y federales. Las autoridades locales defienden el derecho a proteger a los migrantes indocumentados, mientras que Trump insiste en que se concentren ahí las redadas.
En su mensaje, el presidente enfatizó que toda la administración debe volcar recursos para respaldar esta estrategia y dejó claro que no permitirá la entrada al país de “quien quiera perturbar la paz interna de Estados Unidos”. Además, mandó un mensaje directo a varias agencias, como la DEA y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE): “Tienen mi apoyo total. Ahora, ¡a hacer su chamba!”.
El anuncio llega justo en medio de una nueva ola de protestas masivas por todo el país contra estas políticas migratorias. El 14 de junio, el movimiento “No a los reyes” tomó las calles desde Los Ángeles hasta Nueva York, coincidiendo con un desfile militar en Washington DC por los 250 años del ejército estadounidense.
Aunque la mayoría de las manifestaciones fueron pacíficas, se reportó una muerte en un tiroteo durante una marcha en Salt Lake City, Utah. En otras ciudades como Los Ángeles y Portland, la policía usó gas lacrimógeno y municiones no letales para dispersar a los manifestantes.
Por otro lado, la orden para expandir las deportaciones muestra que Trump va con todo para cumplir su promesa de aplicar el “mayor programa de deportación de criminales en la historia de EE.UU.”. Aunque en encuestas previas a las elecciones de 2024 esta política tenía buen respaldo, las protestas no paran de crecer conforme avanza el operativo.
Además, el presidente ha tenido que lidiar con las repercusiones económicas que traen estas deportaciones masivas, especialmente en sectores que dependen mucho del trabajo migrante, como la agricultura, hoteles, restaurantes y empacadoras de carne.
Por si fuera poco, justo un día antes de este nuevo impulso, el gobierno había pedido a los funcionarios migratorios reducir las redadas en estos sectores, reportó Reuters, lo que muestra las tensiones y ajustes que se están dando detrás de escena.
