Con solo una semana para que Donald Trump regrese a la Casa Blanca, Ucrania enfrenta decisiones complicadas para los próximos meses. Sus tropas se encuentran a la defensiva en varios frentes con Rusia, careciendo de suficientes soldados entrenados, y con dudas sobre si la ayuda internacional seguirá al mismo ritmo que hasta ahora.
Desde Kyiv, el gobierno observa con cautela tanto las señales de Moscú como las de Washington, reiterando su deseo de una “paz justa”. Sin embargo, cualquier esperanza de recuperar los territorios ocupados por los rusos está en pausa indefinida.
Pese a las grandes bajas, las tropas rusas siguen avanzando en la región de Donetsk, una de las cuatro que Moscú se ha anexado ilegalmente. En un avance constante, los rusos toman terreno, ganando lentamente metros y calles mientras se acercan al cinturón industrial de la zona.
Según los analistas de WarMapper, Rusia controla más del 18% de Ucrania, incluyendo Crimea y las zonas de Donetsk y Luhansk tomadas antes de 2022. A finales de diciembre, las fuerzas rusas habían ganado unos 400 kilómetros cuadrados.
Las unidades ucranianas están desbordadas, con fuerzas numéricamente inferiores. Un comandante mencionó que los rusos están llevando a cabo ataques simultáneos desde varias direcciones, complicando la defensa ucraniana.
Las tropas rusas se encuentran ahora a solo 5 km del centro de Pokrovsk, habiendo tomado Kurakhove y partes de Toretsk, según videos geolocalizados. Un comandante ucraniano en la zona destacó el aumento de los ataques rusos, incluidos los bombardeos y el uso de bombas planeadoras.
En medio del caos, el gobierno de Kyiv se mantiene firme, buscando maneras de defender lo que aún queda bajo su control. El ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, afirmó que las prioridades son estabilizar la línea del frente y fortalecer las capacidades de defensa del país. En el ámbito internacional, los aliados han comprometido más de 126 mil millones de dólares en asistencia de seguridad, con más drones y sistemas de defensa aérea prometidos.
Sin embargo, el futuro se complica aún más con la llegada de Trump. El presidente electo ha presionado por un alto al fuego, pero las condiciones para una solución parecen lejanas. Trump había prometido terminar el conflicto en 24 horas tras asumir, pero en sus últimas declaraciones dejó abierta la posibilidad de que las negociaciones lleven más tiempo, tal vez seis meses o menos.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha sido claro al declarar que lucharán por una paz duradera para su pueblo, pero también ha reconocido que el proceso de negociaciones será complicado, especialmente con las demandas intransigentes de Rusia. Según analistas, Moscú podría exigir que Ucrania ceda aún más territorio y limite el tamaño de sus fuerzas armadas, algo que Kiev no está dispuesto a aceptar sin garantías a largo plazo.
Mientras tanto, las conversaciones parecen aún lejanas, con la Casa Blanca y muchos analistas observando que Putin no tiene intención de comprometerse. Trump ha expresado su disposición a negociar, pero expertos advierten que avanzar demasiado pronto podría ser contraproducente, escalando aún más el conflicto.
Por ahora, Ucrania sigue en pie, aunque la incertidumbre sobre su futuro es más grande que nunca.