Puerto Rico ha pasado de ser una preocupación por desastres naturales o crisis económicas a estar en el foco de las elecciones estadounidenses, pero esta vez, por una razón inesperada: una broma con tintes racistas.
En un mitin reciente de Donald Trump en el Madison Square Garden de Nueva York, el comediante Tony Hinchcliffe lanzó un comentario que ha desatado una ola de indignación. Durante su intervención, el comediante calificó a Puerto Rico como “una isla de basura en el océano” y, además, hizo comentarios ofensivos sobre otros grupos étnicos, como latinos, afroamericanos, judíos y palestinos. Las palabras de Hinchcliffe provocaron una fuerte reacción en las redes sociales, con figuras como Bad Bunny, Jennifer López y Ricky Martin mostrándose en apoyo de Kamala Harris y en defensa de la comunidad puertorriqueña.
La polémica también fue condenada por políticos de ambos partidos en un intento de distanciarse de los comentarios del comediante. La asesora de Trump, Danielle Álvarez, aseguró que las palabras de Hinchcliffe “no representan la visión de la campaña de Trump”, intentando apaciguar la controversia que ha puesto en jaque el esfuerzo republicano por ganarse el voto latino.
Impacto en los votantes puertorriqueños y latinos.
Este grupo de votantes latinos podría ser decisivo en estados clave para la contienda presidencial del 5 de noviembre. En lugares como Pensilvania y Florida, los puertorriqueños representan una gran parte del electorado latino. De hecho, en Pensilvania residen unos 450,000 puertorriqueños, mientras que en Florida, hogar de más de 1.1 millones de votantes boricuas, este grupo podría ser fundamental para decidir el balance del Congreso y la presidencia.
Los políticos republicanos locales en Florida, como Rick Scott, María Elvira Salazar y Carlos A. Giménez, se apresuraron a repudiar los comentarios de Hinchcliffe. Rick Scott declaró que “los puertorriqueños son personas increíbles y estadounidenses increíbles”, una postura con la que también coincidieron Salazar y Giménez, quienes enfatizaron que el comentario del comediante “no refleja los valores” de su partido.
Harris y Trump en un contraste claro.
En un golpe de suerte política, Kamala Harris estuvo en un restaurante puertorriqueño en Pensilvania justo antes del polémico comentario, conversando sobre sus planes para la reconstrucción de la isla tras los estragos del huracán María hace siete años. En redes sociales, Harris y su equipo aprovecharon la oportunidad para mostrar un video comparativo entre su mensaje y las declaraciones de Hinchcliffe, subrayando las diferencias en el trato a la isla entre ambos partidos. Alexandria Ocasio-Cortez y el candidato a vicepresidente demócrata Tim Walz también aprovecharon para criticar duramente la intervención de Hinchcliffe en una transmisión en Twitch.
Analistas señalan que la controversia podría impactar el resultado de las elecciones. Según el experto en política Todd Landman, del Reino Unido, la indignación de los votantes puertorriqueños y de otros grupos minoritarios por los comentarios de Hinchcliffe podría inclinar la balanza a favor de los demócratas. Y, como indicó el sociólogo Fernando Tormos-Aponte, este tipo de incidentes se mantienen en la memoria de los votantes, especialmente cuando están tan cerca de las elecciones.