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¡#Van Gogh y la #Ciencia se cruzan! La Noche Estrellada encierra más que solo #Arte.

La luz de las estrellas y las nubes en espiral que se aprecian en “La noche estrellada” de Vincent van Gogh podrían reflejar mucho más que el caos emocional del pintor. Un nuevo estudio sugiere que el genio holandés, sin saberlo, captó la compleja estructura matemática detrás de los flujos turbulentos de la naturaleza.

Investigadores de China y Francia analizaron esta famosa obra de 1889 y llegaron a la conclusión de que Van Gogh tenía una comprensión intuitiva de la turbulencia, ese fenómeno caótico que aparece en ríos, tormentas, corrientes oceánicas y hasta en el humo. Aunque parece aleatorio, el flujo turbulento sigue patrones matemáticos que han sido objeto de estudio durante décadas.

¿Qué tiene que ver la ciencia con “La Noche Estrellada”?

El físico Yongxiang Huang, líder del estudio, explicó: “Imagina que estás mirando un río desde un puente. Los remolinos que ves no son completamente azarosos, siguen patrones predecibles según las leyes de la física”.

La famosa obra de Van Gogh fue sometida a un análisis digital de sus pinceladas, enfocándose en los 14 remolinos que dominan la escena. Estos fueron comparados con teorías físicas sobre cómo la energía fluye en sistemas turbulentos, demostrando que los remolinos de “La noche estrellada” siguen las mismas reglas matemáticas que los fluidos en la vida real.

Van Gogh y la turbulencia matemática.

El equipo de Huang utilizó la teoría de la turbulencia de Kolmogorov, creada en los años 40, para estudiar el movimiento atmosférico del cielo que Van Gogh pintó. Aunque el artista no tenía conocimiento de estas ecuaciones, parece haber captado, de manera visual, las leyes que rigen estos fenómenos.

No solo eso, sino que el estudio reveló que, en una escala más pequeña, la pintura sigue un patrón conocido como la escala de Batchelor, un concepto que explica cómo partículas pequeñas, como algas en el océano o polvo en el viento, son afectadas por la turbulencia.

No es la única obra que lo demuestra.

El equipo también analizó otras imágenes, como las nubes en “Chain Pier, Brighton”, de John Constable, y la Gran Mancha Roja de Júpiter captada por la Voyager 1 en 1979. Aunque Constable no presenta los mismos remolinos tan definidos, las estructuras en sus nubes reflejan fenómenos similares a los que se ven en el cielo.

A pesar de que “La noche estrellada” está inmóvil, sus remolinos parecen tener algo en común con la turbulencia real. Aunque no puede medirse físicamente porque carece de energía cinética, el arte de Van Gogh logra capturar la esencia de este fenómeno complejo.

James Beattie, investigador de la Universidad de Princeton, expresó que esta coincidencia es sorprendente: “Es impresionante cómo la pintura de Van Gogh comparte estadísticas con la turbulencia real. En cierto sentido, pintó algo que representa este fenómeno natural“.

Un misterio que aún perdura.

Los científicos llevan más de un siglo tratando de entender completamente el flujo turbulento, pero sigue siendo un desafío enorme. Resolver este misterio ayudaría a mejorar la predicción del clima, la turbulencia aérea y mucho más. Sin embargo, como lo señala Huang, ni siquiera tenemos una definición completa de este fenómeno tan complejo.

Al final, lo que queda claro es que, sin saberlo, Van Gogh dejó un legado artístico que captura algo universal y bello sobre la naturaleza, algo que sigue fascinando tanto a científicos como a admiradores del arte.

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