amaneciendo.com.mx Tu ventana al mundo
Los problemas internos en Pemex siguen intensificándose a medida que se acerca el fin de la administración actual. Este jueves, apenas a cuatro días del cambio de gobierno, un nuevo conflicto estalló en las instalaciones del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), lo que pone de relieve los intereses por el poder que siguen presentes en la petrolera.
Durante la mañana, un grupo de aproximadamente 30 personas ingresó violentamente en la sede del sindicato, ubicada en la colonia Guerrero de la Ciudad de México. Los agresores, ligados a un movimiento disidente dentro del sindicato, irrumpieron alrededor de las 07:30 horas y atacaron a trabajadores que ya se encontraban en el lugar, dejando un saldo de al menos cinco heridos.
El grupo disidente, liderado por Rubén Choreño Morales, ha intentado ostentarse como líder del STPRM desde 2019, alegando haber ganado la secretaría general en una asamblea. Sin embargo, sus reclamaciones no han sido reconocidas por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, lo que ha derivado en una serie de conflictos internos que parecen no tener fin.
Fernando Navarrete Pérez, presidente del consejo general de vigilancia del sindicato, declaró que las autoridades fueron alertadas de inmediato. Aunque los agresores huyeron cuando llegaron las fuerzas de seguridad, el daño ya estaba hecho, con destrozos en puertas y ventanas, así como varias personas gravemente lesionadas, incluido el propio Choreño Morales, quien quedó tendido en la acera y fue reportado en estado grave.
Por la noche, el STPRM emitió un comunicado en el que acusó a Choreño Morales y a sus seguidores de ser los responsables del violento asalto, detallando que llegaron armados con herramientas y barretas. Además, señalaron que Choreño ya no pertenece ni a Pemex ni al sindicato desde 1992, lo que aumenta la tensión sobre su intento de asumir el liderazgo de la organización.
Este episodio es un claro ejemplo de cómo los intereses de poder dentro de Pemex continúan exacerbando la inestabilidad al cierre del sexenio, una situación que hereda la próxima administración, aún con grandes desafíos por resolver en la petrolera.
