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Con todo y collarín, Misael “Piñas” Galván regresó a trabajar al mismo punto donde fue brutalmente golpeado por un padre y su hijo en Tehuacán, Puebla, hecho que se volvió viral no solo en México, sino también fuera del país.
Con una sonrisa valiente y el apoyo de su mamá, Misael volvió a su puesto ambulante, donde ofrece piñas, cocos, mangos y juguitos frescos desde una moto adaptada. El joven se convirtió en símbolo de resistencia luego de haber sido víctima de una agresión que provocó una ola de indignación social, al grado que vecinos y motociclistas se volcaron contra las propiedades de los agresores.
“Ando nervioso, la verdad no sé si se vayan a aparecer otra vez… pero pues, aquí andamos, echándole ganas”, dijo Misael con esa fuerza que solo tienen los que no se rinden.
El puesto está ubicado en la esquina de Avenida Independencia y 25 Sur, lugar que ahora cuenta con vigilancia de la Policía Estatal para evitar cualquier otro incidente.
A pesar de que han pasado varios días desde la agresión, Gerson “N” y Julio “N”, los señalados como responsables de golpear a Misael, siguen sin ser detenidos. La justicia no ha llegado y ambos continúan prófugos, como si nada hubiera pasado, lo que ha dejado un sabor amargo entre quienes exigen castigo.
El pasado 21 de mayo, tras la agresión, la comunidad estalló en furia. Hubo intentos de linchamiento y destrozos en las casas de los agresores. Sin embargo, hasta ahora, la impunidad sigue presente.
Aunque el miedo sigue ahí, Misael está decidido a seguir adelante: “Tengo que chambear, hay que sacar a la familia adelante”, expresó, mientras acomodaba sus frutas en el carrito.
Este regreso no solo marca su lucha por sobrevivir, sino también el coraje de enfrentar el miedo de frente y no dejarse vencer por la violencia.
