En un giro inesperado, las acciones de WeWork han sufrido una caída drástica de más del 20% debido a la preocupante advertencia sobre una posible quiebra. Esta situación marca un cambio radical en la fortuna de la empresa de espacios de trabajo compartidos, que hace apenas cuatro años era considerada una de las startups más valiosas del mundo, con una evaluación de 47,000 millones de dólares.
Respaldada por SoftBank, WeWork, cuyo valor se ha desplomado a tan solo 446.8 millones de dólares en su último cierre, ha enfrentado desafíos desde que presentó su documentación para salir a bolsa en 2019. Los inversores señalaron preocupaciones de gobernanza que involucraban a su fundador y expresidente ejecutivo, Adam Neumann.
En las primeras operaciones del miércoles, las acciones de la compañía sufrieron un derrumbe del 21.3%, alcanzando los 16 centavos, después de que se diera a conocer la dimisión de tres miembros del directorio. La salida a bolsa de WeWork ocurrió en 2021 mediante una fusión con un vehículo de inversión SPAC, después de descartar sus planes iniciales de oferta pública. Sin embargo, los desafíos persistieron y los inversores continuaron mostrando escepticismo ante su modelo de negocio, especialmente tras la adopción generalizada del trabajo híbrido tras la pandemia.
La estrategia de WeWork se basa en la firma de contratos de arrendamiento a largo plazo para luego alquilar espacios a corto plazo. Sin embargo, esta aproximación parece estar perdiendo atractivo en un mundo que evoluciona hacia modelos más flexibles. “Cada vez menos compañías, desde grandes empresas consolidadas hasta startups, están dispuestas a comprometerse con contratos de arrendamiento prolongados para espacios físicos fijos”, comentó David Tolley, presidente ejecutivo interino, en una conversación con inversores.
La empresa reveló el martes la necesidad de considerar opciones estratégicas, entre ellas la búsqueda de financiamiento adicional o la aplicación de medidas de alivio bajo el Código de Bancarrota de Estados Unidos. En marzo, WeWork ya había llegado a un acuerdo para reducir su deuda en alrededor de 1,500 millones de dólares y extender el plazo de algunos vencimientos para preservar su liquidez.
A pesar de estos esfuerzos, la empresa aún no ha logrado obtener ganancias y se ha convertido en un ejemplo de las valuaciones infladas de las compañías de Silicon Valley. “WeWork ha sido tal vez la startup con la sobrevaloración más pronunciada en los últimos años”, señaló Steve Clayton, encargado de fondos de renta variable en Hargreaves Lansdown.
En un intento de reestructuración, WeWork ha cerrado oficinas y reducido puestos de trabajo, pero la partida de su presidente ejecutivo y el director financiero a principios de año ha complicado aún más los esfuerzos de recuperación. La empresa anunció el martes que está en búsqueda de un nuevo presidente ejecutivo para liderar su camino hacia la estabilidad.