¿Y el #Agua de #Hidalgo pa’ dónde va? #Balnearios están con el Jesús en la boca.😬💦

Los dueños de los balnearios en Hidalgo están con la duda bien clavada… ¿Se van a llevar el agua o no? Luis Castro Gómez, quien encabeza la Asociación de Balnearios del estado, contó que nadie les ha explicado bien qué onda con el famoso Plan Hídrico que se anunció en una de las mañaneras de Claudia Sheinbaum. Según lo que se dijo ahí, hay planes para redirigir agua desde Hidalgo hasta la Ciudad de México y el Estado de México, pero los detalles brillan por su ausencia.

Y es que los agremiados ya le están exigiendo respuestas a Castro, pero él también está en ceros: “Yo tengo que informarles a los compañeros, porque me preguntan, y yo tampoco sé nada, en El Renacimiento (Tasquillo) me contaron que ya andan unas cuadrillas haciendo estudios de suelo, y eso tiene a todos bien nerviosos”, soltó.

👉 Lo más preocupante para el gremio turístico es no saber si este proyecto podría afectar directamente los manantiales y pozos que alimentan las albercas de los parques acuáticos. Y la incertidumbre crece porque nadie —ni el gobierno estatal ni la Conagua— les ha querido soltar prenda pese a que ya se han hecho solicitudes formales de información.

Castro recordó un episodio amargo como antecedente: cuando en Tizayuca se perforaron pozos, el acuífero terminó sobreexplotado y el gobierno decretó una veda hídrica, dejando a muchos con las manos vacías. “No queremos que pase lo mismo otra vez”, advirtió.

El tema se puso más tenso desde el 30 de abril de 2025, cuando Efraín Morales López, titular nacional de Conagua, soltó en la mañanera: “Estamos trabajando en un proyecto muy importante para llevar agua a la Zona Metropolitana del Valle de México, incluyendo Hidalgo, Edomex y la CDMX”. Y agregó que este plan, que forma parte de una “estrategia de justicia para Hidalgo”, servirá para abastecer sobre todo el oriente de la capital y del Edomex.

Pero en lo que el discurso suena muy bonito, los balnearios se sienten ignorados y preocupados, pues ni siquiera saben de qué acuífero piensan extraer el agua, cuánto volumen planean mover o cómo impactará eso a las zonas que dependen del recurso para operar turísticamente.

Autor Itzel G. Bandala

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