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En un escenario desgarrador, Israel y Hamás se enfrentan en una escalada de violencia sin precedentes, dirigiendo sus ataques a instalaciones médicas en medio del conflicto en Gaza. Según el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, Israel ha lanzado un impactante total de 250 ataques contra hospitales palestinos, mientras que Hamás ha respondido atacando 25 centros de salud israelíes.
Ghebreyesus, testigo directo de la devastación en Gaza, describió el sistema de salud como “de rodillas”, con pasillos hospitalarios abarrotados, morgues desbordadas y operaciones sin anestesia. Entre los más de 11,000 muertos en Gaza, una cifra alarmante resalta: “Cada diez minutos muere un niño en Gaza”, advirtió el director de la OMS. Además, alertó sobre el riesgo de enfermedades entre el millón y medio de gazatíes desplazados en pequeños espacios.
A pesar de estas cifras dramáticas, el embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, justificó los ataques a los hospitales argumentando que Hamás se esconde en sus sótanos y utiliza ambulancias para desplazarse. Erdan, con la estrella amarilla del Holocausto en la solapa, acusó a la ONU de perder su “brújula moral” al condenar los ataques israelíes. Además, señaló directamente a empleados de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) como presuntos miembros de Hamás.
En una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador de Estados Unidos, Robert Wood, pidió respeto a los hospitales pero respaldó las acusaciones de Israel, afirmando que Hamás utiliza a civiles como escudos humanos. La comunidad internacional, aunque hace llamamientos unánimes al alto el fuego, se ve dividida, ya que Israel y Estados Unidos se niegan a ceder, demostrando una vez más la complejidad y las tensiones en juego.
