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Aunque las obras del Tren Interurbano México-Toluca han generado adversidades para los residentes y negocios de las colonias Molino de Santo Domingo y El Capulín en la alcaldía Álvaro Obregón, muchos vecinos expresan su respaldo a la continuación de la construcción. Recuerdan que hace más de 50 años, la zona tenía condiciones muy distintas, con el río Tacubaya sin entubar, tabiqueras en operación y minas de arena en lugar de las actuales viviendas.
A pesar de este respaldo general, los afectados señalan diversos problemas, desde pérdidas económicas hasta daños en el drenaje y tuberías de agua de algunos establecimientos. Negocios como vulcanizadoras, hojalaterías, talleres mecánicos y locales de artículos para motocicletas han experimentado disminuciones en sus ingresos de alrededor del 70 por ciento.
El drenaje de una vulcanizadora colapsó hace ocho meses debido a los trabajos de las máquinas perforadoras, obligando a los empleados a caminar hasta el mercado de Santo Domingo para usar los sanitarios. Un taller mecánico enfrenta problemas con la tubería de agua, dependiendo ahora de la solidaridad de los vecinos para abastecerse. Además, los clavos y tornillos dejados en las calles cercanas han provocado múltiples pinchazos de llantas para algunos automovilistas.
A pesar de estas dificultades, algunos residentes como Ricardo Ramírez, quien vive en la zona desde hace cuatro décadas, respalda la obra a pesar de las vibraciones que siente en su casa cuando trabajan las perforadoras. Otros vecinos mayores recuerdan cómo era la zona décadas atrás y destacan los esfuerzos para evitar daños al río Tacubaya durante las obras.
En medio de las controversias y los contratiempos, la comunidad destaca la transformación histórica de la zona y la importancia de la obra para su desarrollo y conectividad.
