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Salvador Rangel Mendoza, obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, estuvo ausente durante tres días, lo que generó preocupación y conmoción. La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo pública la denuncia de su desaparición, seguida de su sorprendente localización en el Hospital General Dr. José G. Párres en Cuernavaca, Morelos.
Según la Secretaría de Salud de Morelos, Rangel Mendoza fue ingresado al hospital en un estado seminconsciente, lo que sugiere la posibilidad de que haya sido víctima de una situación comprometedora. Pedro Martínez Bello, abogado involucrado en el caso, mencionó la sospecha de que podría haber sido inyectado con alguna sustancia que le afectara su estado de conciencia.
Uriel Carmona Gándara, titular de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Morelos, planteó la posibilidad de un secuestro exprés, considerando los retiros realizados de la cuenta bancaria de Rangel Mendoza. La FGE inició una investigación para esclarecer los detalles de este incidente.
La desaparición de Rangel Mendoza fue detectada cuando su chofer y arrendador notificaron su ausencia el domingo por la tarde. Se observaron movimientos bancarios inusuales, lo que levantó sospechas sobre la integridad del obispo.
A pesar de su localización en el hospital, aún se desconocen los detalles precisos de lo ocurrido. Se espera que una vez que Rangel Mendoza esté en condiciones de hacerlo, pueda proporcionar información que aclare el misterio de su desaparición y el posible secuestro exprés del que fue víctima.
