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El gobierno de Estados Unidos emitió recientemente una orden ejecutiva para examinar el impacto de la inteligencia artificial (IA) en varios sectores, incluido el ámbito laboral. Esta acción se suma a esfuerzos globales, como los de la Unión Europea (UE), para desarrollar políticas públicas y regulaciones que rijan el uso de esta tecnología y protejan a los trabajadores.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos (DOL, por sus siglas en inglés) tendrá 180 días para presentarle al presidente Joe Biden un informe detallando los efectos de la IA en el mercado laboral y la capacidad del gobierno para respaldar a los trabajadores desplazados por la incorporación de esta tecnología.
Además de evaluar el impacto en el mercado laboral, el DOL, en colaboración con sindicatos y trabajadores, formulará principios y mejores prácticas para empresas que aborden escenarios relacionados con la IA, como el desplazamiento laboral, oportunidades en el sector de la IA y los efectos en las habilidades.
El análisis también abordará estándares laborales y de calidad del trabajo, incluidos aspectos relacionados con la equidad, las actividades protegidas, la compensación, la salud y las implicaciones de seguridad de la IA en el lugar de trabajo. Además, se explorarán consideraciones para los trabajadores respecto a la recopilación y uso de datos por parte de los empleadores a través de la inteligencia artificial.
La acción del gobierno de Estados Unidos sigue una tendencia más amplia, con la UE debatiendo activamente legislación para regular la IA, centrándose en condiciones de trabajo, entre otros aspectos. La propuesta de la UE destaca la importancia de garantizar la seguridad, transparencia, trazabilidad y no discriminación de los sistemas de IA, subrayando la necesidad de supervisión humana para prevenir resultados perjudiciales.
Mauricio Reynoso, Director General de la Asociación Mexicana de Dirección de Recursos Humanos (Amedirh), enfatiza la necesidad de reglas claras en áreas como ética y privacidad de datos, especialmente en lo que respecta a la IA. Destaca la importancia de regulaciones estrictas y bien definidas para abordar preocupaciones sobre privacidad y datos en el mundo digital.
La acción tomada por el gobierno de Estados Unidos se percibe como un paso positivo, señalando un reconocimiento de la necesidad de controlar y regular la IA. Este movimiento puede sentar un precedente para el desarrollo de reglas claras que rijan el uso de la IA. Si bien la IA presenta desafíos en términos de calidad del empleo, protección de datos, privacidad y desconexión digital, también ofrece oportunidades para la evolución laboral y la mejora de la calidad del empleo.
Según estimaciones del McKinsey Global Institute, la IA tiene el potencial de aumentar la productividad laboral mundial entre un 0,2% y un 3,3% anual, dependiendo de los niveles de adopción tecnológica y la redistribución de horas de trabajo. Una parte significativa de este crecimiento se vinculará con la IA generativa, ejemplificada por tecnologías como ChatGPT.
Ante el avance de la IA, el desarrollo de nuevas habilidades entre los trabajadores es esencial para mantener la competitividad y aprovechar los avances tecnológicos. Bain & Company ha denominado “fuerza laboral aumentada” a este fenómeno de fortalecimiento de habilidades humanas frente a la automatización, permitiendo a los trabajadores agregar más valor en diversas funciones en un contexto de avance tecnológico.
